jueves, 16 de diciembre de 2010

Mi día con Santa Claus (en especifico el Santa que me encontré afuera de Gigante*)

Como todas las navidades, me dirigí a Gigante a comprar 23 hámsteres albinos, una barra de mantequilla, gel y 5 moños (no hay mejor regalo que ver a 23 hámsteres bien peinados pelear a la muerte por una barra de mantequilla). En mi camino al carro, vi una silueta regordeta vestida de rojo y con una gran barba blanca hurgando un basurero. 

 ¿Sera?

Me talle los ojos porque por un momento creí que era mi imaginación. Cautelosamente me acerque y le dije "Me encanto tu actuación en Jurassic Park", pero al parecer estaba equivocado, ese no era Richard Attenborough pero que increíble sorpresa me lleve cuando con un terrible a aliento vodka con tomillo y un toque de llanta me contesto "Yuri Sipa tu pinchi jefa. Soy Santa puto". En ese momento una estrella fugaz voló justo encima de nosotros. La Navidad había comenzado.

En imagen: Richard Attenborough en Jurassic Park.

Abrace a Santa y me trato de apuñalar con una botella rota mientras gritaba "!No me van a llevar, Marta, MARTA!" Me reí un rato y Santa se calmo, al parecer estaba tan enfocado en tener todo preparado para la gran noche que no quería ninguna distracción. Hasta Santa siente estrés, solo para que sepan. Después le ofrecí ir a mi casa para que se diera un baño y a que comiera algo, porque la verdad el pobre señor esta tan ocupado juntando regalos para los niños de todo el mundo, que descuida su apariencia por completo. Lo subí a mi carro y lo primero que hizo fue preguntarme si en verdad creía que él era Santa Claus. Por supuesto que le dije que sí. Inmediatamente después me pidió que le diera mi aguinaldo porque lo iba a usar para comprarles regalos a los niños pobres. Casi con lagrimas de alegría en los ojos fui al cajero, retire todo mi dinero y se lo di al mismísimo primo de Jesucristo**.

En imagen: Primo de Jesucristo

Santa me dijo que ya se tenía que ir porque podía escuchar con sus oídos navideños los llantos de los niños pobres, pero insistí y después de tratar de apuñalarme una vez más con una pluma gritando "No Marta, no Marta" se calmo y acepto mi humilde invitación.

Camino a casa, Santa me pidió ir a una dirección que la verdad me puso algo nervioso porque terminamos en el callejón de una colonia de mala muerte. Santa se bajo del carro entro a una casa sin puerta y salió con una bolsa llena de frascos medicinas y jeringas. "Para los niños pobres enfermos" pensé. Santa subió al carro y al fin con una sonrisa me dijo "Ahora sí, dale puto". 

En imagen: Medicina para los niños pobres

Llegando a la casa Santa me pregunto que cual era mi cuarto y que si tenía baño el cuarto. Le dije que si y apunte a las escaleras. Por primera vez en el día, Santa se veía animado con el espíritu de la Navidad y como niño chiquito salió corriendo a mi cuarto. "Te voy a llevar unas galletas con leche Santa" le grite. "Hazme un pinche lonche y trame 15 Red Bulls" me contesto. Me reí de escucharlo tan animado.

Le lleve lo que me pidió y se lo deje en el buro a un lado la cama. Santa estaba en el baño con la puerta cerrada. "Creo que lo dejare solo" pensé. "¡Te voy a dejar solo para que descanses Santa!" le grite. No hubo respuesta y de pronto dijo "Si Martita, vamos al cine a ver La Risa en Vacaciones mi reina”. Me reí en voz baja, el pobre estaba exhausto. Me fui al cuarto de visitas y me quede dormido después de un largo rato porque la verdad estaba muy emocionado.

A la mañana siguiente fui a primera hora al cuarto donde se estaba quedando Santa. Toque y no hubo respuesta. Con mucho cuidado abrí al puerta y Santa estaba acostado en el piso boca arriba lleno de vomito y con una jeringa todavía introducida en su brazo izquierdo. Sus ojos estaban completamente abiertos y opacos. Confundido me acerque y tome su pulso. Nada. Santa estaba muerto en mi cuarto. Me senté en la cama y con calma razone lo que estaba sucediendo: "Santa esta muerto en mi cuarto. Pero Santa es inmortal. Santa no puede morir. Entonces ese no es Santa" me levante de la cama y me le quede viendo al ente sin vida. "Eso quiere decir que él no es Santa" dije murmurando "entonces eso quiere decir" dije otra vez sujetando mi barbilla con mi mano derecha, "eso quiere decir que... ¡ese es tan solo un vagabundo muerto en mi cuarto!" grite con mi brazos extendidos haciendo una V. Reí por un buen rato sin moverme de lugar.

Dramatización

Después de limpiar mis lagrimas provocadas por tanta risa, baje las escaleras y me dirigí a la jaula de los hámsteres. Tome a uno y cariñosamente le dije "hola número uno, eres un hámstersito muy despeinado sabes”. Abrí el frasco de gel que estaba a un lado de la jaula al mismo tiempo que una estrella fugaz anunciaba el verdadero comienzo de la Navidad… 

 Cortate esas patillas hippie!

*Supermercado pobre
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